domingo, 30 de octubre de 2011

Desaprender.





La primera vez que oí esta palabra me resultó un poco extraña. ¿Cómo podíamos desaprender algo que nos habían enseñado y que, por tanto, habíamos aprendido?

Después de varias explicaciones, no sólo de Almudena (nuestra profesora de didáctica), empecé a pensar sobre ello y comprendí lo que quería decir ese prefijo.

En clase, llegamos a la conclusión de que las cosas no mejoraban con el tiempo, si no que avanzaban acorde con la época y la sociedad adaptándose a la actualidad. Todo esto es provocado por personas que siguen un proceso, el proceso de “desaprendizaje”, es decir, cada cual elije su propia definición de las cosas una vez que ha contrastado las teorías anteriores. Todo esto supone mirar más allá de lo establecido, pensar sin presiones, algo que en todo este tiempo atrás ha sido castigado por un sistema academicista.


Otra conclusión a la que llegamos, o al menos yo, fue que el miedo nos impedía avanzar en el aprendizaje y que por tanto el miedo y la lógica eran conceptos totalmente incompatibles. 

Ese mismo día trabajamos otro concepto nuevo; los paradigmas. Según entendí, la didáctica trabajaba a través de ellos y estos eran ejemplos de algunos autores. Además también hablamos de los elementos curriculares (Objetivos, contenidos, metodología, evaluación, recursos, formadores y grupos destinatarios) A partir de ellos empezaríamos a conocer los modelos de diseño curricular.


A continuación, dejo un par de anuncios que me llamaron la atención, ya que personalmente me ayudaron a entender el concepto de la palabra 
"desaprender". 






Aprender a dudar.



Creo que por fin he encontrado la manera de empezar, un poco tarde, pero supongo que más vale tarde que nunca. Todo esto me ha tenido un poco trastocada, todo el día dándole vueltas a algunas ideas y pensando como transmitirlas… Así que ahí va:

Tras haber pasado varias clases de Didáctica para explicar su desarrollo y evaluación, y en las que además nuestra profesora comenzó a darnos ideas para que algo se accionara en nuestra cabecita y empezáramos a pensar “didácticamente” , nuestra primera clase fue un tanto extraña. En este caso no fue nuestra profesora quien estaba allí para darnos la clase, un compañero suyo se encargó de que si ya estábamos bastante liados con los conceptos lo hiciéramos más. En primer lugar trató de que observáramos varias definiciones de palabras que procedían de distintas fuentes como: “Didáctica”, “Currículum”, “Educación” y “Social”. Ninguna de ellas explicaba exactamente que eran aquellas palabras, o al menos a mi no me lo parecía.

Pasado un rato, Jose, consiguió explicarnos que cada persona es capaz de formular su definición “perfecta” de esas palabras, ya que para cada uno englobaría diferentes conceptos.

Estos conceptos o conocimientos didácticos se basan en la experiencia, por lo que no podíamos decir que ninguna de las anteriores definiciones dadas fuera incorrecta, simplemente estaba basada en la experiencia de quienes las habían definido.

Visto de otra forma y desde el papel del educador social, nos hizo entender que debemos de crear o diseñar el proceso de aprendizaje-enseñanza dependiendo del colectivo al que nos dirijamos y sus condiciones.

Otra cosa a tener en cuenta era el continuo reciclaje de nuestros conceptos, ya que como habíamos dicho antes, sus definiciones estaban basadas en la experiencia.

Por ello saqué algo muy claro de aquella clase:
Toda definición de cualquier concepto dada por otra persona posiblemente sea incorrecta o esté incompleta, ya que estará basada en su experiencia. Por ello, necesitamos crear nuestra propia definición de las cosas.

De esta misma idea, sacamos en conclusión que por tanto, todo aquello que nos enseñaban no tenía por qué ser verdad, que podía ser simplemente la experiencia de quienes nos lo transmitían y entramos en un tema que debatimos bastante en clase: Teníamos que aprender y enseñar a dudar sobre lo aprendido.

Supongo que Jose esperaba que llegáramos a esa conclusión y nos puso un fragmento de la película “Lugares comunes” en la que se hablaba del dolor de la lucidez, y de que la enseñanza de conocimientos que se imponían a la fuerza se olvidaban con facilidad. De ahí sacamos que enseñar simplemente significaba mostrar y que a partir de lo mostrado cada uno podría dudar o crear sus propias conclusiones.